miércoles, 14 de octubre de 2015

En Cambados -Pontevedra- las salesianas tenemos una pequeña comunidad que vive entre la gente del pueblo  y para el pueblo. 

Desde esta comunidad se colabora y coordina la Catequesis de niños, medianos y adultos. Se Coordina Cáritas parroquial con la atención a los más excluidos en el reparto de alimentos, de ropa...atención a las personas enfermas... y sobre todo en la cogida y escucha y orientación.Además llevan adelante la Asociación de María Auxiliadora, talleres de Costura (para los mayores) y de apoyo escolar para los chicos y chicas... y muchas otras actividades-

Abajo publicamos una de tantas hermosas experiencias vivida por una de las hermanas de esa Comunidad. Ella la titula:

PERLAS DE MISERICORDIA EN EL PUEBLO



  •  Una de las facetas de nuestra comunidad de Cambados es el encuentro con la gente
  • Y en esos encuentros sencillos descubrimos tesoros, además de necesidades.

Ayer iba a visitar a una Antigua Alumna enferma. Delante de mí,  va Carmiña empujando su carrito de la compra. Ella es una señora mayor, que padece de cáncer  hace ya varios años.  Está muy delgada.  Se quedó viuda y vive sola.                                                                                                                                                               
 Acelero el paso para saludarla.
-          Hola, buenos días, Carmiña. (Al volverse, veo que su aspecto ha mejorado sensiblemente).   Te veo muy bien.
-          Sí, me encuentro mejor.  He ganado kilos y he ganado un hijo, me dice sonriendo.
-          ¿Un hijo?
-          “Sí, un regalo. Una noche encontré a un chico que dormía en la calle y sentí  un dolor…
Le dije que le ofrecía una cama en mi casa, pero que me prometiera no robar, ni hacerme daño.                                                                                                                                                                 Él me dijo: Señora, yo no robo, ni le haré ningún mal.  Entonces, lo llevé a mi casa y le di una habitación.                         
Y resultó ser un chico respetuoso que se porta muy bien:  me pintó la casa, hace muchas veces  la comida, se interesa por mi salud y por la noche jugamos a las cartas…¡y me llama madre!.                                                                                                                                                    
 Señora Carmiña, me dijo un día,  usted es mi madre, que ha venido del otro mundo para ayudarme…´                                                                 

Ahora está trabajando.  Nuestro Señor me ayudó para encontrarle trabajo… Y estoy feliz.
Le digo la verdad, alguna vez pensé quitarme la vida, porque  ¿para qué vivir?  Pero ahora vivo con ilusión”.                                    
 - Me alegro contigo, Carmiña. Es verdad, el Señor  te ha regalado un hijo…




 
“La misericordia y la paz se besan”… y generan la alegría de vivir.


Sor Laura Iglesias. Comunidad de Cambados.


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